En la vida tenemos momentos buenos y momentos malos,
días tristes y días amargos, días felices y días que mejor olvidarlos.
Existen momentos de ilusiones y de desilusiones, de amores correspondidos
y amores rechazados, amores conseguidos y amores perdidos.
Existen palabras dulces llenas de ternura, amistad y en ocasiones de amor,
pero también existen otras que llevan veneno cuando te las dicen, que son
dardos envenenados dirigidos al corazón a fin de romper una amistad dando
lo mismo utilizar armas que solo hacen el mal.
Existen situaciones entre las personas que nos pueden hacer soñar, elevarnos
al cielo llenos de ilusiones, de proyectos y de sensaciones pero también hay
otras que nos pueden hacer caer sin remedio en medio de lágrimas, tristezas
y sin sabores
Existen personas que se convierten en nuestros ángeles protectores, que nos
acompañan en malos momentos, nos alientan y nos dan buenos consejos, pero
también existen esas que aunque parecen ángeles, son auténticos demonios,
que solo quieren apartarnos de quienes sienten que pueden ser una amenaza
para ellos y que lo hacen utilizando las más viles mañas y urdiendo los más viles
mecanismos de hacer daño, y así salirse con las suyas quedando como auténticos
amigos de quienes han, con engaños, hecho sus amigos/as incondicionales.
Pero llega siempre el día en que la mentira sale a la luz y la verdad gana ante
las diferentes adversidades puestas en el camino.
Pero una suma de todas estas sensaciones, situaciones e ilusiones son las que conforman
el vivir de cada día, las que nos dan el aliento, la calma, la fuerza para seguir adelante
y aunque en ocasiones sintamos que se nos quitan las ganas de luchar y la opción
es no hacer nada, nunca lo hagamos porque los enemigos, los no amigos están esperando
justo ese momento para levantar la bandera de su triunfo, del triunfo del dolor, la envidia
y el desamor.